En las dinámicas y transitadas calles de nuestras ciudades, así como en las extensas carreteras que conectan regiones, la presencia de barreras viales plásticas se vuelve crucial para garantizar la seguridad de conductores, peatones y ciclistas. Estos dispositivos no solo delimitan espacios y carriles, sino que también juegan un papel fundamental en la reducción de accidentes viales y sus consecuencias.
La utilización estratégica de barreras plásticas en puntos críticos de nuestras vías urbanas y rurales permite controlar el flujo de tráfico, disminuir la posibilidad de colisiones frontales y proteger áreas vulnerables como zonas peatonales y ciclovías. Esta medida preventiva se traduce en un entorno vial más seguro y en la reducción significativa de accidentes, salvaguardando vidas y minimizando daños materiales.
Las medidas estándar de estas barreras varían según su uso y ubicación. Sin embargo, en general, suelen tener una altura promedio de 80 centímetros a 1 metro y una longitud que puede ir desde los 2 metros hasta los 4 metros, dependiendo del tipo de barrera y su propósito específico.
Contar con medidas precisas en las barreras viales plásticas garantiza su funcionalidad y seguridad. Además, permite una instalación adecuada según las normativas de seguridad vial vigentes.